Todo indicaba que el león de América se llevaba el trofeo una fecha antes de finalizado el Torneo. Parecía un trámite. Sin embargo, el canalla resultó ser muy canalla.
El león se presentó entero a la batalla, con todas sus luces. Al poco tiempo de comenzado el duelo, la bruja, quien era la guía hacia la victoria del león, cometió un gran error que destrozó al pobre rey de América. De ahí en adelante, sin muchas ideas, el animal intentó como pudo pero no lo logró.
Por otro lado, el bicho que venía de abajo zumbando bajito recibía al diablo, rojo de furia por las oportunidades desperdiciadas.
El bicho tomó la iniciativa en el duelo. Pero el diablo, ni lerdo ni perezoso, alzo su tridente y le hizo tres heridas. Las heridas fueron creciendo con el correr del tiempo, y hasta se pensó que serían mortales.
Sin embargo, faltando pocos minutos para finalizar la batalla, el bicho se convirtió en algo así como un fénix, renació de sus cenizas, y le devolvió la gentileza con tres heridas mortales que mandaron al diablo a lo profundo del infierno.
Queda poco, un duelo a cada uno. El bicho de la paternal sacó una inesperada ventaja en ese acto de coraje ante el diablo; al león platense le temblaron las piernas ante el canalla pero sigue en pie y muy cerca. Veremos como sigue esta historia...
Martín I. Camarano
No hay comentarios:
Publicar un comentario